jueves, 3 de mayo de 2012

Motivación.

Hay días en los que necesitas sentirte bien contigo mismo. Bueno, miento: todos los días tienes que sentirte bien contigo mismo, pero ya nos entendemos (creo). El caso es que me ha venido hoy a la mente una gran frase que un día nos dijo un gran profesor de música nuestro. La situación fue así:

Tras una cansina clase de conservatorio, que por cierto fue empeorando con el paso de los minutos de aquella insignificante horita, nuestro profesor se fijó en nuestras caras de no-sirvo-para-nada y decidió ayudarnos un poquito.
Dijo así: No os preocupéis. Os ha salido bien, es sólo que a veces no tenemos días buenos... Venga ya, ¡si sois profesionales! ¿Vosotras sabéis lo asqueroso e insignificante que se siente... un francotirador, comparándolo con vosotras? [En ese momento intercambiamos miradas de extrañeza, y nuestro profesor continuó con su tan bonito discurso.]
Claro. El francotirador va con su pistolita, se encarama a un edificio, allá donde no le vea nadie y escondidito del mundo, y ale, apunta con mucho cuidado para disparar una bala... ... ¡Venga! ¡Ese tío es un mierdas! Vosotras hacéis eso y mucho más... ... No me refiero que os cargueis a alguien, por el amor de Dios. Quiero decir que vosotras, al estar haciendo lo que hacéis, música, sois como francotiradores. Más que francotiradores. Cada nota que pulsáis es una bala, y tiene que ir clavada. No puedes fallar ni una. Y aún por encima, no te puedes esconder, porque todo el mundo te oye, porque la música se hace para la gente que escucha, no para el que toca. Al que escucha le dará igual que le digas: "ay, es que aquí fallé esta nota porque me flaquearon las fuerzas y metí un acento donde no era", y el que escucha te dirá: "Vale. ¿Y?" ¡Claro! ¿En qué creéis que consiste ser músico? En "asesinar" a cada una de las notas que veas en la partitura. A dolor y sin piedad.

2 comentarios: