viernes, 10 de agosto de 2012

"La perfection", con asento fgansés.

(No sé por qué estoy escribiendo acerca de esto exactamente... Simplemente porque me apetecía.)

Ejemplo: Un grupo de personas se reúne y dice: "Vamos a buscar la perfección."
Planteamiento: Todos queremos ser "perfectos", o por lo menos casi todos. Chicos guapos, altos, atléticos, de rasgos delicados, piel perfecta, sonrisa y mirada profunda... Y un tanto de lo mismo al género femenino.
Corre el "rumor" o "leyenda urbana" de la gente rubia de ojos azules. Alguien como he descrito anteriormente, y además rubio y de ojos azules, bien es cierto que será "perfecto". Pero alguien de ojos castaños y pelirrojo, o de ojos verdes y rubio, ojos azules y castaño... Hay infinidad de posibilidades, y todas siguen siendo "perfectas". ¿Me equivoco? En eso consiste cada ser humano, en tener una opinión propia. Como dice Rodó, la perfección se atiene a "los intereses del alma".
Resultado: Frustración. Dos soluciones que no se pueden solucionar: En caso de que los sujetos del experimento coincidan con su opinión y decidan mostrarla al mundo, será rechazada. La otra opción es que desde el principio no estén de acuerdo.

Ejemplo: Hablando ahora de arte, se consideraba perfecto lo rubenesco, y a día de hoy se considera perfecto todo lo contrario, la delgadez.
Planteamiento: Podríamos deducir... La sociedad ha avanzado desde la época griega o romana, hasta el día de hoy. Por lo tanto, todo ha mejorado. Y como consecuencia, la opinión actual es la correcta. Error.
Resultado: Incoherencia lógica. Si decimos que la perfección consiste en los intereses del alma, el alma de las personas no puede haber tenido un avance. ¿En qué consiste pues la "perfección"? En la sociedad y la opinión de la creciente mayoría, que propondrá unos argumentos válidos para que el ideal de "perfección" sea transmitido al resto.

Siguiente apartado: El mundo perfecto.

Yo propongo imaginar tres mundos perfectos. Vamos con el primero.

Primer caso.
Todo el mundo tiene una gran personalidad. Todos nos queremos y nunca hay disturbios ni problemas. La gente se caracteriza por su forma de ser, que es exactamente igual a la de los demás. Todos son perfectos, clones en cadena que se adoran entre ellos, casi se podría decir que se adoran a sí mismos. Se conseguiría pues un mundo ruidoso lleno de opiniones que nunca serían contradichas. No habría avance. Por lo tanto, ¿es perfecto?

Segundo caso.
Silencio absoluto, reina la armonía. El universo se mantiene estable y esplendoroso. En la Tierra, un mundo blanquecino totalmente, con personas marmoladas. Todos jóvenes. Los hombres de la misma altura, las mujeres también. Con proporciones áureas, las establecidas por Da Vinci, se mantienen prácticamente quietos, sin alterar la belleza que emana cada uno de ellos. Rostros lisos dibujando una media sonrisa, ojos profundos, parpadeando casi a la vez. Ningún movimiento brusco. Cada uno imaginaría los colores que prefiriese, se dibujaría su propio mundo perfecto. ¿Problema? Todos en desacuerdo, se rompería la armonía y se convertiría en un mundo donde la "perfección" no cree en lo perfecto de los demás.

Tercer caso.
Todos distintos. Unos flacos otros gordos. Expresan cada uno su opinión, y nunca se dará que todos estén de acuerdo. Conflictos, pero también de acuerdo. El bien y el mal se solapan, la alegría, la tristeza y los enfados. Un bucle infinito que seguirá así por el resto de los días. Cada uno busca su propia perfección, ateniéndose a sus propios intereses: unos adelgazan, otros engordan. Unos prefieren mantenerse en la soledad, otros buscar ser sociables en el mundo entero. Para unos, la supuesta persona perfecta no lo es, y encuentran la perfección en otra, y viceversa.

Ninguno de los tres casos suena muy agradable, ¿verdad?
No sabía que esta entrada de blog iba a quedar así, tan... Abstracta.
Pero yo sin duda me quedo con el tercer caso. A lo mejor no suena apetecible ni "perfecto", pero sin duda es el más asequible. Además, el mundo perfecto no es aquel que se ve y razona, si no el que los sentimientos dicten.

Y con esta frase tan cursi, aquí acaba mi pequeña e innecesaria reflexión. Me he quedado como estaba.


5 comentarios:

  1. Sara, me encanta tu entrada, además creo que le has dado una paliza a Platón con lo de que el ideal de belleza cambia con el tiempo, por lo que no tiene sentido que exisitiese una "idea de belleza" y luego le has dado una paliza al comunismo con lo de todos iguales!
    A parte de eso que me ha parecido curioso, también me quedo con el tercer caso!

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  2. WTF? Sara este el típico texto filosófico que yo intentaría publicar en una revista de filosofía si fuese tu jaja es un razonamiento muy lógico

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  3. Secundo lo que dicen aquí los compañeros, y sobretodo lo de Adri, ¿por qué no lo mandas a alguna revista?

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  4. Buuuuuu qué va qué va me da vergüenza JAJAJA

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  5. Hola Sara!!!! Me ha encantado esta entrada, en serio, es genial :D
    Quería seguirte, pero es que ya no me acuerdo de como se maneja esto, pero lo averiguaré que no me quiero perder más entradas ;)

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