martes, 10 de abril de 2012

Adiós, sueños. Hola, realidad.

08:10 - Despiértate. Analiza dónde estás y qué vas a hacer hoy. Aunque no te guste, levántate. Ve hacia el espejo. Sonríe. Lávate la cara. Y vuelve a sonreír. Ahora, empieza tu rutina. Ánimo.
***
23:37 - Llegó el momento en el que hasta te cuesta respirar, de cansancio, de tristeza, de enfado o agotamiento. Tira la ropa de cualquier manera al suelo, o a una silla, y prepárate para descansar en tu cama. "Buenas noches". Aunque tu estés mal hoy, debes desearle siempre lo mejor a los demás. Esa es la regla de oro. Cúmplela, aunque te joda. Baja la persiana mecánicamente, y túmbate en un suspiro de sensaciones vividas en el día de hoy. Intenta dormir. No puedes. Tu mente empieza a pensar en todo lo pasado, y tu pobre corazón ya no aguanta más presión. Y ahora, cuando nadie te ve, y la almohada y las sábanas van a ser los únicos confidentes de tu noche, encógete, en la posición más cómoda que puedas. Y ahora, puedes llorar. Límpiate la cara con tus lágrimas, que en la noche parecerán oscuras. Sabes que es mentira. Que te conviene dejar salir las emociones de vez en cuando. Y si en público te da vergüenza, rabia, rencor, etc. La noche te acogerá en su manto de oscuridad. Siempre silenciosa. Nunca replicando.
***
08:16 - Abre los ojos. Te cuesta. Están legañosos y húmedos. Notas la cara seca. Por las lágrimas. Contradictorio, pero así es. Recuerdas el porqué de tu tristeza, inconscientemente. Pero por la mañana, a veces las cosas pintan mejor. Entonces levántate. Recoge la ropa que ayer tiraste de cualquier forma, pagando tu enfado por ti. Y ahora, ve hacia el espejo. Sonríe. Lávate la cara. Y vuelve a sonreír. Ahora, vuelve a empezar tu rutina. Ánimo.

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